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El Parque Isla Caraguatay es un área natural protegida de la provincia argentina de Misiones.

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La Isla Caraguatay, rodeada por la inmensidad del Río Paraná, es otra de las propuestas para conocer este rincón misionero que estalla de naturaleza y encantos.

El paradisíaco lugar acompaña a los misioneros como Parque Provincial desde 1911 regalando un espacio de recreación para disfrutar en familia. 

El trinar de los pájaros da muestra de la diversidad de aves que lo habitan; agutíes, monos caí y pacas se trasladan de un lado al otro sobre la vegetación que combina especies de las Selvas Marginales y Mixtas, tapizándola de diversos matices verdes.

Es un lugar ideal para quienes buscan descansar en un ambiente donde el reláx se encuentra en su máxima expresión. carataguay

También es elegido por los amantes de la pesca deportiva, quienes se sienten atraídos por especies como el dorado y el tigre de los ríos que habitan estas tranquilas aguas.

Cursos de agua que recorren las ondulaciones coloradas, buscando caprichosamente su curso; la inconmensurable selva con todos sus atractivos; yerbatales que recuerdan la fertilidad de estas tierras, hacen de esta región un lugar que merece ser disfrutado con una emocionante experiencia donde el Agroturismo y el Ecoturismo sean los protagonistas.

carataguay panorama

Otra opción, que también propone el esparcimiento al aire libre, la constituyen los campings: preparados para recibir a los visitantes, tientan con sus arroyos y sus agrestes playas, brindado todos los servicios para que el turista pueda disfrutar de esta refrescante estadía.

carataguay1

Y si esto no resulta suficiente, Caraguatay cuenta con dos hermoso Parques: el Parque Provincial Ernesto “Che” Guevara que combina el solar de la familia con la naturaleza en estado puro y el Parque Provincial Isla Caraguatay, que se suma con toda su belleza junto al imponente Río Paraná.

misiones map parques nacionales

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Los 10 artículos de Argentina Live más visitados durante el mes de Noviembre de 2013.

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1.-El Parque Isla Caraguatay es un área natural protegida de la provincia argentina de Misiones.

carataguayLa Isla Caraguatay, rodeada por la inmensidad del Río Paraná, es otra de las propuestas para conocer este rincón misionero que estalla de naturaleza y encantos. El paradisíaco lugar acompaña a los misioneros como Parque Provincial desde 1911 regalando un espacio de recreación para disfrutar en familia. 
El trinar de los pájaros da muestra de la diversidad de aves que lo habitan; agutíes, monos caí y pacas se trasladan de un lado al otro sobre la vegetación que combina especies de las Selvas Marginales y Mixtas, tapizándola de diversos matices verdes. Es un lugar ideal para quienes buscan descansar en un ambiente donde el reláx se encuentra en su máxima expresión.

2.- Exposición Feria Internacional de Buenos Aires, El Libro - Del Autor al Lector.

feria-del-libro-argentinaLa Exposición Feria Internacional de Buenos Aires, El Libro - Del Autor al Lector es creación y emprendimiento de la Fundación El Libro, institución sin fines de lucro con sede en Hipólito Yrigoyen 1628, 5º piso, (C1089AAF) Buenos Aires. La Fundación está integrada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), la Cámara Argentina del Libro (CAL), la Cámara Argentina de Publicaciones, el Sector de Libros y Revistas de la Cámara Española de Comercio, la Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (FAIGA) y la Federación Argentina de Librerías, Papelerías y Actividades Afines (FALPA).
Una muestra de interés oficialmente reconocido.
Declarada de Interés Nacional. Declarada de Interés del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Declarada de Interés Provincial.

3.- Parque provincial Teyú Cuarè (Misiones), fuente de inspiración del escritor Horacio Quiroga.

teyu-cuareEl Parque Provincial Teyú Cuaré (en guaraní: teýú, lagarto, kuaré, cueva; es decir: Cueva del lagarto) es un área natural protegida de la provincia argentina de Misiones. Abarca un área costera sobre el río Paraná ubicada en el departamento San Ignacio. Posee una superficie de 78 ha. El lugar ha servido de inspiración al escritor uruguayo Horacio Quiroga, quien vivió muchos años en Misiones y poseía su casa en las inmediaciones de esta reserva natural. El Cerrado es una amplia ecorregión de sabana tropical típica del centro del Brasil, extendiéndose así mismo en el este de Bolivia, en el noreste y centro de Paraguay, alcanzando por el sur, ya empobrecido, el Parque provincial Teyú Cuaré y alrededores según recientes investigaciones,1 en las cuales se abordó la notable afinidad de la flora vascular y la fauna de vertebrados de esta área protegida con respecto al Cerrado sensu stricto.

4.-Atracciones de Puerto Madero Buenos Aires.

fragata-sarmientoFragata Sarmiento.

Con más de un siglo de antigüedad, la Fragata Sarmiento se erige como una de las principales atracciones de Puerto Madero, Buenos Aires. Su estructura representa una parte muy importante de la historia del país. Fue uno de los más rápidos de su época y se requerían de 90 hombres para maniobrar su vela. El nombre de la embarcación hace referencia a Domingo Faustino Sarmiento, gran educador y presidente argentino.

5.- Los 10 artículos de Argentina Live más visitados durante el mes de Octubre 2013.

chubut dinosauriosSitios paleontológicos de la Provincia del Chubut.

En el Mapa Paleo Chubut se puede visualizar sitios paleontológicos de la Provincia del Chubut, y algunas especies que vivieron en el pasado del planeta Tierra, entre ellos Dinosaurios, Plantas Fósiles e Invertebrados. El Mapa viene acompañado con un documento referencial donde se explica conceptos generales de Paleontología, las características paleontológicas de la Patagonia y del Patrimonio Paleontológico de la Provincia del Chubut, información sobre los Dinosaurios señalados en el Mapa Paleo Chubut, sobre la Conservación y Protección del Patrimonio Paleontológico Provincial, haciendo hincapié en cuanto a la legislación provincial y nacional, la denuncia de hallazgo, el registro de colecciones, la Secretaría de Cultura y la Policía Patrimonial como Autoridad de Aplicación y Órgano Contralor respectivamente.

6.- Aborígenes argentinos: los tehuelches también denominados "patagones".

tehuelches1Distintas razas indígenas habitaron la Patagonia miles de años antes de que llegaran los españoles. Su cultura no era adelantada, por lo cual hoy sólo quedan leves vestigios de esas poblaciones (depósitos funerarios, cuevas, escrituras rupestres, lugares de labores de piedras o conchillas). En 1520 Hernando Magallanes, en su viaje hacia el estrecho, recaló en Puerto San Julián (50o lat.Sur), en la actual provincia de Santa Cruz, donde ocurrió el primer encuentro con los nativos. Antonio Pigaffeta, cartógrafo y cronista de la expedición los describe así:"...Tan grande era ese hombre, que nuestra cabeza apenas le llegaba a la cintura..." La región patagónica estuvo constantemente poblada desde hace unos 12.500 años. A la llegada de los españoles existían dos grupos principales con una frontera aproximada en el río Chubut: hacia el Norte, los GÜNÜN-A-KÜNNA (Tehuelche Septentrionales), hasta los ríos Limay y Negro; hacia el Sur los AONIKENK (Tehuelche Meridionales) hasta el estrecho de Magallanes.

7.-Pasiones de un gran escritor, uno de los mayores cuentistas de la literatura de habla hispana.

horacio quirogaFue uno de los mayores cuentistas de la literatura de habla hispana. El hombre que caló más hondo en la realidad cotidiana de la selva misionera, tuvo dos grandes pasiones: la escritura y el ciclismo. Una de sus frases sintetiza su modo de vida: "Hacer lo que sentimos por la necesidad de vivir".
Horacio Quiroga decidió vivir sólo 56 años y apenas necesitó 30 para que a nadie le quedara la más leve duda: era un hombre extraordinario. Siendo hijo de Prudencio Quiroga -vicecónsul argentino en Salto, Uruguay, donde le tocara nacer en 1879- y descendiente de Facundo, El Tigre de los Llanos, también decidió por sí mismo su nacionalidad. "Se habla tanto del Río de la Plata como entidad cultural, pero en cada orilla andan por su lado y hay poco hacer conjunto.

8.-El brillo de la tierra misionera.

el brillo de la tierraLas minas a cielo abierto de Wanda marcaron el destino de sus pobladores. De las entrañas de su tierra colorada, se extraen piedras preciosas y semi preciosas como las amatista, el cuarzo rosa y el blanco, las ágatas y los topacios. 
El sol caía pesadamente y los rayos producían destellos en las aguas alborotadas. La mujer lavaba la ropa en el recodo de la vertiente cuando el pan de jabón se deslizó al fondo del arroyo, y ella tuvo que hundir su mano en el agua para buscarlo. El dolor punzante y la herida señalaron el lugar donde se escondía una afilada piedra preciosa. El nombre de la madre de Higinio Enebelo -actual propietario de la Mina Tierra Colorada- se perdió en el tiempo y el relato en sí mismo puede ser real o sólo parte del imaginario popular, pero de este modo se suele contar oficiosamente la historia del descubrimiento de piedras preciosas en Colonia Wanda.

9.-Chamilo proyecto de plataforma virtual para Conectar Igualdad.

chamilo logoHasta fines de octubre, directivos, docentes, referentes informáticos y estudiantes de instituciones educativas, incorporadas al programa nacional Conectar Igualdad, participarán de una jornada de capacitación para la utilización del programa "Chamilo", en el marco del sistema operativo libre "Huayra". Esta plataforma educativa se instala en todas las escuelas incorporadas al plan como un servidor escolar y una red técnica que constituyen el piso tecnológico. El sistema es conocido como intranet y es uno de los principales aliados a la hora de enseñar, aprovechando los nuevos recursos informáticos y las diferentes modalidades educativas que proporcionan los entornos y las plataformas virtuales.

10.- El camino de las orquídeas.

orquideas misionerasDurante el mes de septiembre se realiza en Montecarlo la fiesta nacional de esta preciada flor que, con más de 300 especies, atrapa a turistas y desvela a orquideólogos. Una ley que prohíbe que salgan de Misiones con sus raíces sueltas, dio impulso a un proyecto con comunidades aborígenes. Los obreros provinciales iban abriendo surcos en medio de la selva misionera mientras los árboles talados caían pesadamente y las plantas y flores, yaciendo en matas multicolores, iban quedando a la vera del trazado. Lentamente se fue perfilando el primer tramo de la ruta nacional 17 que uniría a la ciudad de Eldorado con la localidad de Bernardo de Irigoyen. Fue entonces cuando Margarita "Rita" Franke, acompañada por su marido, comenzó a ir, todos los domingos, al rescate de esas plantas arrancadas a la tierra, que tenían como destino el fuego. Con el correr de los años, las orquídeas se convirtieron en una pasión de la cual esa mujer no se pudo despegar. Hoy Rita posee uno de los ocho orquidearios que son el atractivo turístico y comercial de Montecarlo, una pequeña ciudad de 15 mil habitantes ubicada a 180 kilómetros de la capital, Posadas, y a 120 de la ciudad de Iguazú.

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Recorriendo la RN 40: primer tramo, de Cabo Vírgenes a Esquel.

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Para atravesar la RN 40, arrancamos desde el sur o... desde el principio: km 0. Del extremo austral de Santa Cruz al oeste de Chubut, la ruta se adentra profundo en el desolado erial patagónico, para concluir en la puerta de los lagos cordilleranos, paraísis de la pesca con mosca. En total 1923 km. Aquí una selección de los increíbles paisajes de la primera tanda de un largo recorrido. ¿Qué lugar te gusta más?

Parque Nacional Perito Moreno. Foto: Xavier Martin

A 90 km de la RN 40, es uno de los menos visitados y más indómitos de la Patagonia Austral.

Lago Cardiel. Foto: Ivana Salfity

Un marco para el lago, a 12 km de la RN 40 con forma de corazón y fama de buen pesquero de truchas.

Lago Buenos Aires. Foto: Ivana Salfity

Ubicado en la provincia de Santa Cruz, Patagonia Argentina.

Casa adandonada. Foto: Ivana Salfity

Al costado de la ruta en la provincia de Chubut, desde Sarmiento hasta Senguer.

En la Tranquera.Foto: Ivana Salfity

Tramo desde Museo Leleque hacia el Aeropuerto de la ciudad de Esquel.

Cerro Torre en El Chaltén y Lago La Plata. Picos nevados.Foto: Pablo Castagnola

A 94 km de la 40, El Chaltén es uno de los pueblos más jóvenes de la Argentina. El Lago La Plata está a 149 km de la RN 40 y se extiende a los pies de la cordillera chubutense.

RN patagónica en ChubutFoto: Ivana Salfity

En el caminot desde Rio Mayo hacia Sarmiento.

Primer tramo. Foto: Ivana Salfity

El Calafate. Foto: Ivana Salfity

A 32 km de la RN 40, base de servicios del Glaciar Perito Moreno.

fuente: Argentina Live

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La capital correntina se pone en movimiento durante la fiesta del Rey Momo.

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El reino de la pasión.

La capital correntina se pone en movimiento durante la fiesta del Rey Momo, cuando miles de comparseros bailan en trajes de plumas, brillos y lentejuelas. Los preparativos duran todo el año, con inagotables horas de trabajo y fuertes rivalidades entre las principales comparsas, Ará Berá y Sapucay.

Cuando las luces del corsódromo Nolo Alías se enciendan y la voz del locutor anuncie por los altoparlantes el ingreso de la comparsa Ará Berá, Valeria Inés Morilla olvidará todos los temores y, enfundada en su traje de luces, saldrá a la pista poniendo toda la pasión que una comparsera puede llevar en la sangre. Avanzará llena de orgullo, como si formara parte de una legión victoriosa y, junto con ella, los cuatrocientos integrantes de la comparsa del rayo (símbolo que los identifica) se convertirán en una marea multicolor que inundará la pista.

Las mujeres, vistiendo minúsculos trajes de plumas, strass, piedras y lentejuelas, desplegarán su histrionismo con sensuales movimientos de caderas, piernas y manos, y los hombres, algunos blandiendo instrumentos musicales, ejecutarán sus compases al ritmo del samba, despertando entre el público gritos de alegría y admiración. La edición del carnaval correntino habrá dado inicio y Momo, Hijo de la Noche, Rey de la Locura y de la Burla, respirará satisfecho.


Centenares de niños, jóvenes y adultos se preparan durante gran parte del año para el momento en que se den cita en el corsódromo ubicado en las afueras de la ciudad capital. Cada fin de semana de febrero, como si se tratase de un ritual inexorable, pasarán a ser integrantes de las comparsas. Dos comparsas ganan, en la actualidad, la atención de la gente: Ará Berá, cuyo significado en lengua guaraní es Luz del Cielo, y Sapucay -representada con el símbolo del gallo- que nació como un desprendimiento de la tradicional Copacabana.

El enfrentamiento de las principales comparsas es un clásico en la vida correntina -algo así como un Boca-River-, que supo generar enemistades y enojos perdurables. A tal punto que dicen que nadie puede ser neutral. Estos sentimientos alcanzan su clímax en el carnaval, cuando cada noche, frente a más de 40 mil espectadores que llegan de todo el país, las pasiones se despliegan en una mezcla de brillo, color y alegría. Es que el carnaval correntino tiene payé.

Romper lanzas.


"Nooo", gritan al unísono Belén Jantus, Marcela Fernández Picchio y su madre Elisa, las tres integrantes de la comparsa Sapucay, entre nerviosas y divertidas. "Te vamos a matar", le dicen al hombre que las acaba de confundir como miembros de la rival, Ará Berá. Años atrás, familias enteras llegaron a dividirse por el mero hecho de que alguien elegía una comparsa que no era la propia; amigos de toda la vida rompieron lanzas y hasta sociedades fructíferas se vieron arruinadas por el ardor. Hoy en día los jóvenes se han hecho cargo de una rivalidad menos enconada. Según cuenta Valeria Morilla, los chicos y las muchachas de comparsas rivales se suelen reunir "para practicar los pasos de baile, aunque al día siguiente en el corsódromo nos saquemos los ojos", haciendo lo imposible para ganarse la simpatía del público y el voto decisivo del jurado.

Oscar Portela, reconocido poeta y periodista correntino, afirma que el carnaval "revive las disputas históricas que dividieron a la provincia durante décadas. El precarnaval anticipa las intensidades de un duelo, en el cual las identidades sociales, políticas, ideológicas, sucumben y se intercambian". Muchos de los participantes y fanáticos adhieren a una u otra comparsa por una cuestión de herencia familiar. Es común que un padre o una madre influyan en el momento de la elección. Si la tradición se rompe sucede lo que ocurrió con Valeria Morilla que, cuando le dijo a su mamá hincha perdida de Sapucay, "yo bailo en Ará Berá, le guste a quien le guste", se tuvo que mudar a casa de su abuela paterna.

Diferente fue el caso de Elisa Picchio, quien se hizo hincha de Copacabana porque ésta ensayaba en la esquina de su casa, pero un padre celoso se lo impidió. "Mirá que le lloraba, le imploraba, incluso vinieron directivos para que fuese reina, pero nunca accedió". La frustración la llevó a que años más tarde, casi de prepo, metiera a sus hijas en Sapucay. Hoy Marcela, su hija menor, de un hermoso rostro y un cuerpo envidiable, lleva con orgullo el título de solista de comparsa.

Jantus es presidenta de Sapucay. Su belleza, templada por el paso de los años, delata a una antigua reina de carnaval. Tanto ella como sus tres hijos son parte de la comparsa, y su casa, en los albores de la festividad, se ve invadida por legiones de sus integrantes. La comparsa del gallo, a diferencia de Ará Berá, es de un origen económico más acomodado y eso se percibe rápidamente en la vestimenta, en los cuerpos cuidados y en los rostros distinguidos de las mujeres que la integran.
Stella Maris Folguerá es una mujer robusta, de ojos celestes y carácter decidido. Durante diez años esta contadora pública se dedicó, como coordinadora, a preparar la escenografía y escribir los libretos de Ara Berá. Según su relato, la comparsa tuvo origen en 1961 a instancias de un grupo de adolescentes que se negaban a entrar a los bailes de carnaval del Jockey Club vestidos de traje y corbata. Varios de esos integrantes, uno o dos años antes habían asistido al carnaval de Paso de los Libres, que en esa época era la única localidad correntina que tenía un corso al estilo brasileño y que hacía hincapié en el baile grupal. Esa situación, más el agregado de que a las chicas, por aquella época, las dejaban salir hasta tarde siempre y cuando estuviese asegurado el grupo de pertenencia hasta el final de la noche (lo que en teoría impedía que las jóvenes quedaran a merced de los novios de turno), llevó a conformar el primer grupo carnavalero.

Los origenes.


Considerada la Capital Nacional del Carnaval, Corrientes posee una larga trayectoria organizando este tipo de espectáculos. La historia de la fiesta del Momo correntino se remonta a principios del siglo pasado, cuando familias adineradas de lo que entonces era el centro capitalino se reunían dispuestas a celebrar la festividad entre lluvias de flores, papel picado y serpentinas que se arrojaban unas a otras. El desfile solía tener como epicentro la Plaza de Mayo, el Parque Mitre y las calles San Juan, Junín y 9 de Julio, sin olvidar la rambla. Verdaderas multitudes se acercaban al desfile de comparsas dejando atrás sus casas abiertas e iluminadas.

Se solía elegir una reina de carnaval, que iba enfundada en traje de fantasía, y una reina de belleza que marchaba sobre un automóvil adornado para la ocasión. Al finalizar la fiesta el regreso a casa se realizaba a una velocidad inusual: es que el término del desfile daba paso a la ceremonia del agua, y todo lo que se moviera o diera signos de vida recibiría una lluvia de globos inflados con el líquido. Pero los festejos no sólo se remitían a escenarios abiertos; los clubes, los teatros y ciertas casas de familia llevaban a cabo bailes de máscaras. Hacia 1950 se sumaron a los corsos del centro las comparsas de los barrios más populares.

La primera comparsa de la que se tenga registro en Corrientes capital data de 1959 y estaba integrada por un grupo de señoritas con vestidos hawaianos que hicieron su presentación en el teatro Vera. Dos años más tarde irrumpirían en escena Ará Berá y Copacabana, agrupaciones que iban a dar origen a una exacerbada rivalidad que se extendería en el tiempo, hasta que la última entrara en franca decadencia, sin llegar a desaparecer pero cediéndole la rivalidad con la comparsa del rayo a su hija dilecta, Sapucay. La década del 70 fue la de mayor esplendor y las invitaciones para mostrar los espectáculos solían llegar desde todo el país.

Lazos invisibles.

El carnaval, sin que nadie lo establezca, va tejiendo lazos invisibles entre los integrantes de las comparsas. La larga convivencia de los grupos durante los extenuantes ensayos crea códigos que se respetan. Folguerá asegura que entre ellos no hay distingos de origen social, y es así como muy frecuentemente se puede ver en una misma carroza o en una misma formación de baile a una mucama junto a una profesional o a un empresario al lado de un obrero. Según cuenta su presidenta, en Sapucay "hay gente de bajos recursos que ahorra todo el año para comprase su traje, sus lentejuelas, sus piedras, sus plumas. Cada chico y chica borda su propia ropa", y no es para menos teniendo en cuenta que hay trajes que llegan a costar 8 mil pesos. Valeria Morillo advierte que "hay gente que tiene mucho dinero o un nombre, y vos decís "éste no le va a dar bola a nadie" y sin embargo es uno más del montón, que cuando tiene que ayudar, ayuda".

Para los integrantes de las comparsas la familia, los novios y novias y los amigos pasan a ser un soporte a la hora de trabajar en la confección de la ropa o simplemente prestando apoyo espiritual. Las madres y abuelas, sentadas a altas horas de la noche cosiendo lentejuelas, ya son parte de la vida correntina. Pero, a contramano de lo que se supone, son los hombres los que más asiduamente se dedican a la confección de los trajes de carnaval. "Hay mucho varón que junta mucha plata bordando para las chicas. El bordado de lentejuelas no se considera trabajo femenino", asegura Folguerá para asombro de muchos.
Sapucay tiene la particularidad de contar entre sus integrantes con los Sapuquines, una versión infantil de las comparsas mayores, compuesta por chicos ciegos y con síndrome de Down, que desfilan sobre un carro acondicionado para ellos.

Corrientes espera.


Durante diez años el carnaval correntino se vio interrumpido y fue recién en 1994, a instancias de los jóvenes, que se armó un grupo de trabajo para rescatar a la festividad del olvido. Un año más tarde, cuando Ará Berá decidió regresar a las pistas, Stella Maris Folguerá se paró en la puerta, ante una arcada de luces: "Mi estandartero estaba ahí paradito, cuando el locutor del corso dice que va a hacer su ingreso la comparsa del rayo, y entra el estandartero; me di vuelta a mirar el túnel y estaba todo el público de pie saludando. Hasta el día de hoy cuando me acuerdo de esa escena me emociono.

La gente lloraba". Para ella, el carnaval "es una pasión, algo que nos gusta, un vehículo de expresión que la ciudad no te brinda. La gente que quiere escribir, tocar un instrumento, bailar, ponerse ropa colorida, diseñar, trabajar con toda esa catarata estética, encuentra en la comparsa su lugar para expresarse".

Cada comparsa está conformada por entre trescientos y quinientos integrantes, y la inversión en los trajes artesanales y las carrozas ronda la cifra de dos y medio a tres millones de pesos. El corsódromo Nolo Alías, que antiguamente era el Hipódromo General San Martín, tiene una extensión de 26 hectáreas y una capacidad para 70 mil espectadores. Más de tres mil personas suelen desfilar los fines de semana. Ará Berá es la comparsa más victoriosa: ganó veintiuna de las veintinueve ediciones en las que participó.

Cuando en diciembre las comparsas y las escuelas de samba comiencen a transitar el tramo final de los ensayos a la espera del momento en que se vuelvan a encender las luces del corsódromo, las mujeres con sus tocados de plumas, sus coleros, sus mallas repletas de strass, piedras y lentejuelas, y los hombres con sus trajes de luminarias, comenzarán a exorcizar esa ansiedad que sólo finaliza en el momento de traspasar la manga rumbo a la pista. El carnaval de Corrientes estará otra vez vivo, con esa mezcla de alegría, color y desenfado. Porque como bien dice Francisco Benítez: "Uno lleva los tambores desde la panza, y es que el carnaval desde siempre va muy dentro de nosotros".

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Una cuestión de fe, la peregrinación multitudinaria a la Virgen de Itatí.

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Una cuestión de fe.

La peregrinación multitudinaria a la Virgen de Itatí, la adoración y las ofrendas a diferentes cultos paganos, como el del Gauchito Gil o el de San La Muerte, atestiguan la profunda espiritualidad y la fuerte devoción religiosa de los correntinos.

"Yo andaba enferma, de lo pior, y le hablo y le digo: 'Si usted no me sana o no ando bien de salud, no va a tener más sirvienta', porque yo soy sirvienta nomás de él, que le limpia y nada más", cuenta Flora Soler, de 78 años, cuando entra un poco en confianza y se atreve a desnudar algo de su poderosa fe. La misma que refleja su mirada cuando se posa sobre las repisas que sostienen los santuarios personales en el comedor de su humilde casa.

Sobre uno de los muebles descansan los santos de la Iglesia Católica; sobre el otro, los que representan diferentes creencias paganas. Allí, entre infinidad de imágenes y estampitas, emerge inconfundible la figura de San La Muerte, una calavera con una guadaña entre sus manos y una túnica negra que le cubre el cuerpo. Asusta un poco. Pero Flora, como muchos correntinos, ha elegido adorar esta imagen como a un santo patrono y desde hace décadas no ha dejado de hacerle peticiones que, según afirma, siempre se le han cumplido. "Yo me acerqué a él porque siempre escuchaba que era milagroso. Yo le rezo porque soy santularia, me gustan los santos", dice Flora.

La de San La Muerte, o Señor de la Muerte, es una de las tantas imágenes, mezcla de lo divino con lo sobrenatural y lo humano, a las que la devoción popular les ha adjudicado poderes de milagro.

En la provincia de Corrientes la religiosidad se vive de una manera intensa. La devoción que el pueblo le tributa a la Virgen de Itatí lleva a que más de tres millones de fieles se acerquen cada año a rendirle culto y a cumplir promesas. El 16 de julio, aniversario de la coronación Pontificia de la Virgen, la ciudad de Itatí se ve desbordada por más de medio millón de fieles que llegan para visitar su templo. Esta profunda demostración de fe católica tiene raíces en la herencia dejada por los padres jesuitas. Paralelamente, la devoción popular rinde culto a más de setenta imágenes de difuntos o de figuras controvertidas como el Gauchito Gil, Santo Antonio María, Pedro Perlaitá, Olegario Álvarez -conocido como el Gaucho Lega- o el mismo Señor de la Muerte.

Devotos.

Hay una larga cola de devotos en el santuario de Gauchito Gil. Cada uno de ellos espera para depositar una vela en la ermita. "Toda esta gente bautiza a sus hijos, toma la primera comunión, se casa por iglesia, por ahí va a misa, y sin embargo tiene la misma fe en el Gaucho Gil que en la Virgen de Itatí o en cualquier otra creencia de la Iglesia Católica", explica el arquitecto Andrés Salas, reconocido investigador de las creencias populares del nordeste. Según Salas, en nuestro país aún perdura el pensamiento mágico que lleva a la gente a creer que en algún momento la salvará un milagro, por más mal que le vayan las cosas.

El sacerdote Julián Zini, a su vez, observa: "Creo que estamos ante un potencial valiosísimo de humanidad, de fe, de fiesta y creatividad que nos compromete a todos". El padre opina que "si la Iglesia no reinterpreta la religiosidad del pueblo latinoamericano, se producirá un vacío que ocuparán las sectas, los mesianismos políticos secularizados, el consumismo que produce hastío o la indiferencia".

La Iglesia no acepta a estos santos paganos como parte del santoral católico aunque, en el caso de Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como el Gauchito Gil, se ha comenzado a percibir un acercamiento. El último 8 de enero el obispo de Goya, Ricardo Sfaifer, se acercó hasta el santuario popular, gesto que no pasó inadvertido entre los seguidores del Gauchito. En la actualidad miles de personas se suelen dar cita en el santuario, ubicado a la vera de la Ruta 123, a sólo ocho kilómetros de la ciudad de Mercedes. Centenares de velas, flores y miles de placas recordatorias son depositadas en señal de gratitud. Verdad o mito popular, lo cierto es que no existe camino en esta provincia en el que no haya al menos una vivienda que venere su imagen. "El Gauchito me realizó un milagro", asegura Juan Carlos, un sereno de 50 años, "por eso -continúa- cumplí mi promesa y me hice un tatuaje sobre el cuerpo, porque lo quiero llevar conmigo hasta el día en que me muera".

“Era una noche de truenos y lluvia, y detrás de cada relámpago se veía la imagen del santo a la distancia”


Aparición y misterio.

"Yo le pido al Gauchito Gil, porque sé que seguramente Dios le dio un lugar para que pudiera hacer e interceder por todos nosotros", dice Ana Aguirre de Rodríguez, reconocida artesana de la ciudad de Empedrado, que también está de visita en el santuario. La cantidad de fieles que concurren a rendirle culto a este santo pagano ha convertido su santuario en el segundo en importancia en Corrientes, detrás de la veneración a la Virgen de Itatí. En la entrada del santuario del Gauchito hay tacuaras con banderas coloradas que ondean e interrumpen el paisaje de campos yermos, mientras decenas de vendedores ambulantes recorren el lugar buscando sobrevivir con la venta de velas e imágenes del santo.

A unos cuantos kilómetros de distancia de este lugar se encuentra uno de los dos santuarios conocidos dedicados a San La Muerte. Allí, en la punta de las tacuaras penden banderas negras, que también flamean, movidas por un viento calmo. En el interior, un grupo de personas rinde culto y entrega ofrendas. Ofelia López de Pardo, la propietaria del lugar, decidió levantar el santuario el día en que, según sus palabras, San La Muerte o el Señor de la Buena Muerte se le materializó a su hijo, cuando tenía 13 años. "Era una noche de truenos y lluvia, con mucha descarga eléctrica y detrás de cada relámpago se veía la imagen del santo a la distancia", explicó Ofelia. Al día siguiente, ella le pidió a su hijo que le contara lo sucedido, y le preguntó si había sentido miedo. El niño respondió: "No mamá, yo no le tuve miedo a mi santito, al contrario, le decía a la gente que no se asuste porque es muy lindo que se nos aparezca".

Los devotos le suelen pedir trabajo, recuperar cosas perdidas, obtener el amor de alguien, y hasta vengar un desaire o una afrenta. El culto surgió de la mano de los guaraníes, alejados ya de la orientación dogmática de la Compañía de Jesús, a mediados del siglo XVIII. Se extendió por Misiones, Chaco, Corrientes y Formosa, traspasando las fronteras hacia Paraguay. Según refieren sus seguidores, el amuleto que lo representa sólo tiene efectividad si se encuentra bendecido por un sacerdote católico. En las cárceles los presos suelen llevar la imagen tatuada sobre el cuerpo, y los más creyentes llegan a incrustarse una figura debajo de la piel, lo que les conferiría un mayor poder.

"Muchas veces llega gente que se queda afuera, con recelo y un poco de temor", dice Ofelia y explica que a la silueta de la calavera vestida de negro, es más fácil asociarla con cosas malas, como la brujería, pero señala que eso ocurre por falta de información o por ignorancia. "Cuando les contamos la historia cambian de idea, le ponen velitas y se van prometiendo volver".

La provincia de Corrientes arrastra esta religiosidad popular desde sus propios orígenes. Mientras que la fe en la Virgen expresa el valor de lo sagrado y bendecido por la Iglesia, la devoción por los santos paganos insinúa la necesidad de un pueblo creyente que, ante las adversidades de la vida cotidiana, decide buscar respuestas en lo mágico. Detrás de estas creencias no existen diferencias sociales, políticas o culturales; la devoción lo puede encontrar a cualquiera a la vuelta de la esquina. Dicen que sólo es cuestión de fe.

Mediadores de la esperanza.


Por Pedro Luis Barcia (*)
Varias provincias argentinas pueden ostentar los nombres de figuras de paisanos que han sido promovidos a la santidad por el proceso espontáneo de canonización que el pueblo hace de las figuras de sus elegidos: el Gaucho Cubillos, en Mendoza; el Gaucho Bazán Frías, en Tucumán; el Gaucho José Dolores, en Córdoba; el Gaucho Bairoletto, en Santa Fe, el último bandido romántico. Corrientes se ha mostrado generosa en gauchos que han despertado la devoción popular.

De todas, es la tierra más beneficiada. Bastaría mentar algunos nombres para certificarlo: el Gaucho Lega, u Olegario Álvarez; el Gaucho Antonio María, que fue curandero en vida junto a la Laguna Iberá; el Gaucho Francisco López, cuya sangre restañó las heridas de sus mismos verdugos; el Gaucho Miguel Galarza, alias Tusquiña o La Chuña, y tantos más.

Se destaca, sobre todos, no sólo por el grado de motivación popular que ha logrado sino por la extensión de su culto a casi todo el país, el caso del Gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez, abreviado en Cruz Gil, o en el guaranizado Curuzú Gil o en el apelativo más cariñoso, por el diminutivo, de Gauchito Gil. Su culto tal vez sea el que de manera más firme ha crecido en los últimos diez años y su extensión se aproxima al de la Difunta Correa. Salió de Corrientes para expandirse por los cuatro rumbos del país. En la Patagonia, en Cuyo, en el NOA, en las pampas, vemos, a la vera de las rutas, las modestas capillitas adornadas con múltiples cintas rojas que el viento hace flamear como señalando que está viva la reverencia por la memoria del gaucho correntino.

La misma humanidad.
El hombre común es naturalmente un homo religiosus, esto es una criatura en la que la dimensión trascendente es real fundamento de su vida. En medio de sus carencias, espera con fe que la voluntad de Dios lo alivie de sus dolores, su miseria, su falta de trabajo. El imaginario popular alimenta esa esperanza con figuras que lo auxilien en sus necesidades, como mediadores frente al poder divino. Es el caso de algunos personajes marginales, aislados o perseguidos por las autoridades con injusticia, que han llevado una vida de privación y han padecido una muerte violenta, siendo jóvenes.

Todos estos elementos ayudan a la proclamación de dichas figuras como intercesores frente a Dios. La espiritualidad popular se encauza en la veneración de estas imágenes vivas que han caminado junto a ellos, y por sus mismas tierras, y se apoyan en ellos porque los sienten inmediatos y hechos de su misma materia humana pero con virtudes relevantes. Y por ellas alzan sus ruegos y peticiones de gracias. Se comentan los beneficios que han otorgado a quienes recurrieron a ellos, se les atribuyen hechos extraordinarios y milagreros, y comienza, gradual e incesante, el proceso de la canonización. Ese proceso es, gracias a los medios de comunicación, cada vez más acelerado, como hemos visto en los casos de Gilda o de Rodrigo. En este último ejemplo, a dos horas de muerto había generado un cartel televisivo en un canal de aire que decía: "Nace un mito".

Pero cabe señalar que lo que se impone con celeridad se disuelve de igual manera, como es propia ley de los medios. En cambio, aquella canonización que se genera en el ámbito rural, tiene un paso lento pero firme, va echando raíces hondas en el alma religiosa popular e instalándose, como han hecho con el Gauchito Gil, en la galería del santoral del pueblo. Estos cultos informales deben ser considerados con respeto porque expresan la profunda necesidad religiosa del hombre y la esperanza de mudar de suerte o situación, en medio de la privación y la miseria, del dolor y de la enfermedad.
(*) Presidente de la Academia Argentina de Letras

Una orden que llegó tarde.
El Gauchito Gil es un personaje histórico, paisano oriundo de Pay Ubre, Mercedes (Corrientes), nacido un 12 de agosto, entre 1840 y 1848. Sus padres fueron Encarnación y José Gil, español radicado en el Plata. El Gaucho Gil, al parecer, trabajó en una estancia y formó pareja con Estrella Díaz Miraflores, viuda y heredera de los campos. Luchó en la Guerra del Paraguay, bajo las órdenes del general Madariaga. En su provincia natal respondía a la facción política del Partido Autonomista o Colorado -por el color del poncho que vestían sus adeptos, en contraposición con el Partido Liberal, o Celeste, que gastaba poncho de ese tono-. Para algunos, de este color emblemático arranca el uso de identificar el culto de Gil y de sus sitios de homenaje con cintas o trapos rojos. Para otros, en cambio, el color sangre recuerda la de la víctima inocente, el pobre Cruz Gil, y que derramó un sargento cruel.


Era un paisano aquerenciado y trabajador cuando fue llevado por el coronel Juan de la Cruz Salazar, jefe departamental, para integrar las huestes autonomistas en las luchas intestinas de la provincia. Gil tuvo un sueño en el que oyó una voz que le decía que no debía derramar sangre de hermanos. De acuerdo con el mandato, desertó de las tropas y se convirtió en un gaucho alzado contra la autoridad que lo buscaba para ajusticiarlo, según la orden del caso para los desertores


Dada su índole bondadosa, ayudaba a la gente humilde y, se dice, que como un Robin Hood de Che Retá, robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Esto le valió el afecto de los desposeídos, quienes le daban refugio y ayuda en medio de su permanente escapada. Un día lo prendieron. Al saberlo, Salazar mandó la orden de liberación, pero ésta no llegó al sargento de la partida que lo colgó, boca abajo, de un árbol, y lo degolló. Antes de morir, Gil le dijo a su victimario: "Cuando llegués a Mercedes te vas a enterar de la orden que me indulta y que tu hijo está moribundo por una grave enfermedad. Invocá mi nombre a Dios y se sanará". Así lo hizo el sargento y el chico se curó al instante. Éste fue el primer milagro atribuido al Gaucho Gil. El sargento regresó al lugar del ajusticiamiento, dio sepultura al cuerpo y fabricó una cruz de ñandubay para indicar el lugar, junto al árbol. Allí arrancó la leyenda del poder curativo del Gauchito Gil, que, según los decires del pueblo, se fue convalidando con crecientes gracias concedidas y beneficios otorgados, por su intercesión en la invocación a Dios. Su fama milagrera fue creciendo, y sigue expandiéndose. La ejecución del Gaucho ocurrió el 8 de enero de 1874.

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El chamamé, ritmo de las orillas.

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El ritmo de las orillas.

Nació del talento guaraní, la pasión de los jesuitas por el arte, la influencia de la inmigración europea y la fuerte inspiración del río. Antonio Tarragó Ros y Teresa Parodi son dos de los principales compositores de la actualidad, embajadores de esta música que trascendió todas las fronteras.

"Che ama mi"; "che amoa memé"; "che amapé". Con expresiones que derivan del guaraní, algunos historiadores han intentado definir los vocablos que dan origen a la palabra chamamé. Pero no hay dudas de que esta música nace de una relación del indígena con las misiones jesuitas, y de un río que sirvió de inspiración para crear un ritmo muy particular.

El periodista correntino Emilio Noya menciona que "las primeras reducciones de la Compañía de Jesús, establecidas en las zonas guaraníticas, como Corrientes hacia el año 1609, advierten sorprendidas que los aborígenes poseían música propia y, además, fabricaban instrumentos rudimentarios para acompañar sus danzas rituales". Justamente, fue la música un "vehículo de evangelización que aceptó nuestro pueblo guaraní, el ancestral propietario de estas tierras americanas arrasadas por la conquista española. Ésa fue una de las formas con que el jesuita logró conquistar el alma del guaraní ya que ellos tenían la creencia de que la única forma de llegar a Dios era a través del baile; bailaban para comunicarse con la divinidad porque consideraban que la danza alivianaba sus cuerpos, y entonces podían volar como pájaros y llegar a su dios Tupá", señala Fabiana Rodas, directora del correntino Ballet Municipal de Monte Caseros.

La conformación musical del chamamé, más como la que se conoce en estos tiempos, se ubica hacia 1870, cuando el acordeón de dos hileras de cantos y ocho bajos -conocido como verdulera- llegó a Corrientes de la mano de los inmigrantes europeos.

Tipos de chamamé.

Existen varios tipos de chamamé. Está el llamado "chamamé maceta", de pulso y cadencias más vivas. Es un ritmo en el que se lucen los bailarines, en una suerte de relación de zapateos que incluye el grito característico, el llamado "sapucay".
En el "chamamé orillero", en tanto, se notan influencias del tango. Allí el hombre con la mujer se entrelazan con elegancia en un hermoso baile. Puede nombrarse, además, al "chamamé ganci" o "chamamé triste", que se destaca por sus tonadas sentimentales, también llamado "chamamé canción". Se baila en parejas en forma suave.

El chamamé alcanzó popularidad a partir de músicos como Tránsito Cocomarola, autor de Kilómetro 11; Isaco Abitbol, que creó piezas emblemáticas como La Calandria, y cuyas interpretaciones en bandoneón fueron elogiadas por Aníbal Troilo; y Antonio Tarragó Ros (padre), que inauguró el chamamé maceta.

Luego llegaría el reconocimiento definitivo en todo el país con Ramona Galarza y el movimiento denominado Canción Nueva Correntina. Esta generación incluyó a artistas como Pocho Roch, Marily González Segovia, Juan Genaro González Bedoya, Mario Bofill y Raúl Barboza, entre otros. En este movimiento se destacan dos músicos que lograron conquistar al difícil público de la ciudad de Buenos Aires: Antonio Tarragó Ros y Teresa Parodi.

Tarragó Ros y Parodi fueron grandes responsables de una revolución en las letras y la armonía e instrumentación del chamamé. Resistidos en sus comienzos, como todos los artistas innovadores, lograron finalmente implantar su huella en la música popular argentina.

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Brillos de la naturaleza, los esteros en el corazón de la provincia de Corrientes.

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Declarada Reserva Natural Provincial, alberga una variedad única de animales y plantas en una superficie de 13 mil kilómetros cuadrados. Relato de una visita a los esteros, en el corazón de la provincia de Corrientes. 

El sol brilla con intensidad y el viento agita la superficie del agua. Son las 3.05 de la tarde y un yacaré overo, de casi dos metros de largo, reposa sobre unos camalotes. La escasa distancia que nos separa del animal alcanzaría para tocarlo con la mano, pero la prudencia indica lo contrario. Nuestro guía nos invita a hacer pie sobre una de las islas flotantes que se ven en las proximidades. Avanzamos con precaución y encontramos una familia de carpinchos que nos observa sin demasiado interés, a no más de diez metros de distancia.

Están acostumbrados a la presencia del hombre, como muchos de los animales que habitan esta zona. Los esteros del Iberá -cuyo significado en lengua guaraní es agua brillante- ocupan una extensión cercana a los 13 mil kilómetros cuadrados, conformando un humedal único en su especie, con una importante biodiversidad subtropical. La zona alberga boas del agua, lobitos de río, coipos (animal semejante a la nutria), ositos lavadores, lobos de crin, monos carayás o aulladores, gatos de los pajonales, zorros grises chicos y zorrinos, además de hurones, comadrejas, liebres y vizcachas. El ciervo de los pantanos -animal en riesgo de extinción-, hace gala de la belleza de su porte.

La llegada.
La tierra colorada invade de polvo el vehículo en que viajamos. La velocidad no puede superar los 60 kilómetros por hora. Hay que andar 120 kilómetros por un camino de ripio escarpado. A lo largo del recorrido, por la Ruta Provincial 40, no se observa un solo lugar para tomar un descanso, ni siquiera una estación de servicio. De vez en cuando se divisa alguna plantación de arroz.

A casi tres horas de haber salido de la ciudad de Mercedes, el paisaje comienza a verse interrumpido por pequeños montes de árboles, un indicio de que nos estamos acercando al humedal más grande de América latina y a una de las reservas de agua más importantes del planeta. Sobre las 5 de la tarde arribamos a Colonia Pellegrini, un poblado de casas bajas y calles polvorientas, de unas veinte cuadras de extensión y con una población estable no mayor a las 600 personas, ubicado al costado de los esteros.


En el embarcadero de la hostería Ñandé Retá, un establecimiento de ambientación alpina, nos aguarda una lancha a motor conducida por un guía, que nos internará por los esteros. La soledad y el aislamiento de la zona sólo se ven interrumpidos por el canto de un chajá llamando a su pareja, o por los gorjeos de los gallitos de agua, que se mueven sin descanso. Este humedal, con sus sesenta espejos de agua, permite apreciar muchos secretos de la naturaleza.

El Centro de Interpretación de los esteros -una construcción modesta de techos bajos- da cobijo a los guardaparques, que ofrecen al turista una guía para que se pueda relacionar de un modo saludable con el lugar. Los guardaparques supieron ser antiguos cazadores furtivos y el gobierno provincial los recuperó para que lleven adelante la tarea de combatir la depredación de la fauna. Con dedicación, han conseguido algo que parecía imposible: que los animales salvajes no se sobresalten con la presencia humana.

"Los pantanos y lagunas tienen una profundidad que no supera los tres o cuatro metros"

Los pantanos y lagunas tienen una profundidad que no supera los tres o cuatro metros y los embalsados son artilugios de la ingeniería natural, sobre cuyos entretejidos vegetales se acumula tierra, dando forma a un caparazón que posibilita el arraigo y crecimiento de distintas especies verdes. De sus desprendimientos salen las islas flotantes, que son arrastradas por las corrientes y el viento. Sobre la superficie del agua se pueden apreciar irupés o nenúfares, camalotes, juncos, espadañas, lirios, jacintos de agua y helechos pequeños. En las islas se destacan robustos ombúes, jacarandáes, lapachos, ceibos, sauces, curupíes, timbóes, guayabíes y espinillos. La increíble riqueza animal y vegetal llevó a que el 15 de abril de 1983 el lugar fuese declarado Reserva Natural Provincial.

Aisldos en el tiempo.


El sol comienza a caer, son las 6.45, la brisa se torna fresca y provoca escalofríos. Dejamos atrás la postal de los humedales y la lancha pone proa hacia la costa. Al tocar tierra nos cruzamos con una joven mujer que integra un grupo turístico. "¡Esto es el paraíso, hombre!", exclama con una sonrisa y agrega con un inconfundible acento español: "Acá la naturaleza explota de una manera que sorprende". Ya de regreso, cobijados por la calidez de la hostería, conversaremos con Estrella Losada, una sanjuanina de 29 años, licenciada en turismo, que hace un tiempo se instaló en Colonia Pellegrini y es la encargada de dirigir la hostería Ñandé Retá.

Esta mujer rubia cuenta que el turismo principal procede de Alemania, Holanda e Inglaterra. Dice que el pueblo de Colonia Pellegrini es sumamente interesante, en parte porque debido a los malos caminos siempre estuvo aislado. "Acá se conservan tradiciones y las madres continúan acompañando a sus hijas a los bailes", dice a modo de ejemplo. Explica que la zona, primordialmente utilizada para pastura de animales y en donde existen algunas arroceras, no está preparada para recibir un turismo masivo y afirma que muchos lugareños están en contra de la llegada del asfalto, que llevaría a perder el encanto del lugar y atentaría contra el ecosistema. Mientras Estrella continua el relato, en la chimenea de la sala de estar los leños se van consumiendo lentamente. "Fijáte vos cómo serán las cosas acá que tengo una vecina de 85 años que, aunque en Colonia Pellegrini hay energía eléctrica, no tiene luz porque le tiene miedo. Ella asegura que la luz mata", cuenta.

Al día siguiente partimos hacia Corrientes capital. Atrás van quedando Colonia Pellegrini y los esteros del Iberá con sus bañados, islas flotantes y majestuosos espejos de agua. El viejo lanchón, que supo cruzar a los visitantes antes de la construcción del puente, yace fondeado en la costa y es el único elemento hecho por la mano del hombre que interrumpe la perfección de la naturaleza.

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El jardín de los recuerdos.

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María Concepción Fernández Lacour de Piragine se ha convertido en patrimonio de la memoria correntina. Esta distinguida señora acaba de cumplir 102 años, y relata momentos y anécdotas que pintan su tierra.

"Yo no sé por qué vienen", se pregunta en un intento por entender la avalancha de entrevistas que le han hecho en los últimos tiempos. "Yo no soy una estrella", protesta suavemente, mientras nos acompaña hasta el living de la casa. Esta mujer, que fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Corrientes, que recorrió la provincia en berlina -un antiguo coche señorial tirado por caballos- cuando aún las carreteras eran de tierra, que viajó en avión entre impávida y sorprendida rumbo a países como Grecia, Francia, Italia y Estados Unidos, hace gala de una prodigiosa memoria. Se llama María Concepción Fernández Lacour de Piragine y acaba de cumplir 102 años.


Nacida el 14 de septiembre de 1903, María Concepción desciende de una familia tradicional correntina. Su abuelo, Juan Pujol, llegó a ser gobernador de la provincia y su padre, heredero de largas extensiones de tierra, fue un respetado hacendado que perdió parte de su fortuna por socorrer económicamente a algunos amigos que nunca le devolvieron lo prestado. De su infancia, Concepción dice guardar muy buenos recuerdos. Cuenta que en las comparsas de 1915 se jugaba con serpentinas, y con sus hermanas armaban cientos de ramitos con flores frescas que arrojaban a la gente en los corsos. Después de las 12 de la noche llegaba el turno del agua. "¿Sabe qué cosas se arrojaban?, pregunta cómplice. "Como no había globitos se tiraban huevos rellenos con agua de colonia".

En su juventud María Concepción se dedicó al deporte, y el remo era el que concentraba su atención. Supo remontar el río Paraná junto con otros jóvenes, con los que fundó la Sociedad de los Trece. Alternaba la pasión por el remo con los estudios del Profesorado en Letras, al que posteriormente le sumó el de Ciencias. Más tarde hizo un curso de cocina y otro de telar. A los 64 años decidió abandonar la docencia y se llevó consigo el orgullo de haber sido vicerrectora del Colegio Nacional de Curuzú Cuatiá, donde vivió durante casi tres décadas.

El curso de cocina le dejó como herencia una nutrida concurrencia de amigos y familiares que se dan cita de vez en cuando para regodearse con el locro que ella misma prepara. Su nieta la inició en el arte de la computación; incursiona en Internet y en el chat, y también utiliza la máquina para jugar solitarios. Al celular lo lleva siempre como a una joya preciada. Lectora infatigable, todas las mañanas se informa por medio de un diario nacional y otro local. Los sábados mira su programa favorito de televisión, dedicado a los avances tecnológicos.

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Respetado, admirado, temido, el Pombero es parte fundamental de la cultura popular de Corrientes.

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Respetado, admirado, temido, el Pombero es parte fundamental de la cultura popular de Corrientes y de todo el mundo guaranítico. Vengador con quienes no le cumplen las promesas y compañero fiel de sus amigos, carga con la responsabilidad paterna de todos los hijos extramatrimoniales.

Ningún habitante o visitante de los 88.199 kilómetros cuadrados de la provincia de Corrientes desconoce la existencia del Pombero, un duende que nació junto con los guaraníes y que, con algunos cambios en su descripción, sigue acompañando a los correntinos de hoy. Algunos lo llaman Mascadita (por su afición a mascar tabaco), otros le dicen Pomberito, Cuarahí Yara (Dueño del Sol, en guaraní), y también Pyragüé (pies con pelos). El mito del Pombero es el más popular de la provincia. En otros tiempos se lo representaba como un hombre alto y flaco, amigo de los pájaros e imitador del canto de cada uno de ellos, así como del piar de los pollitos. Hoy se dice que es bajo, robusto, con pelos hasta en las palmas de las manos y las plantas de los pies y que lleva la cabeza siempre cubierta con un gran sombrero de paja y una caña en la mano.


Lo cierto es que el Pomberito suele rondar por las casas, sobre todo de noche -cuando cualquier ruido extraño asusta-, y no le gusta nada que lo mencionen. Por eso y por las dudas, los campesinos se refieren a él en voz baja y con el nombre de Karaí Pyharé (Señor de la Noche) o Pyijharé-guá, según las investigaciones del folklorólogo Félix Coluccio.

El especialista Guillermo Perkins Hidalgo dice que el mito del Pombero abarca toda la provincia y que su nombre aparece, particularmente, en las conversaciones, coplas, versos y cuentos de los habitantes de la cuenca de la laguna Iberá, y lo califica como un "duende proteico", es decir, un ser que puede transformarse en cualquier elemento natural: una rama, un ave, una planta, un animal salvaje, y hasta tiene la facultad de volverse invisible.

l padre del gurí.
El personaje se caracteriza por ser enamoradizo, un tanto lujurioso, y se le atribuyen todos los hijos de padre desconocido. "Seguro que fue el Pombero", susurran los vecinos cuando una mujer soltera empieza a mostrar signos de embarazo. (Temor Pombero/cual madre espero.../María va.../Quiso la siesta/ponerle un niño a su soledad, dice el chamamé de Antonio Tarragó Ros, María Va). Es más, el duende se deslumbra intensamente con las muchachas que esperan una hija. Casi un test de embarazo: las madres solteras saben si tendrán una niña porque, desde los primeros tiempos de la espera, sienten que el Pomberito las acompaña y las protege. Y lo saben porque oyen el piar debajo de la cama, cuando salen de sus casas y hasta cuando intentan dormir (le imputan el insomnio típico de los últimos meses del embarazo al sonido que emite el Pombero durante toda la noche, mientras las cuida).
Y todo a cambio de un poco de petí hu (tabaco negro), huevos frescos, miel silvestre, un trago de vino o de caña. Y de que lo dejen tranquilo cuando desea pasar la noche en algún horno de barro o en una tapera abandonada.

Al Pombero se le debe, también, el encuentro de objetos perdidos. Basta con rezarle Pomberito, Pomberito,/si me haces encontrar (el nombre de lo que se perdió)/yo te ofrezco un tabaquito. Es fundamental cumplir la promesa y dejarle el cigarro en el marco de la ventana, la puerta de la casa, el alambrado, un poste, un tronco cercano o cualquier sitio visible, fuera de la vivienda.

Se dice que es bajo, robusto, y que lleva la cabeza siempre cubierta con un gran sombrero de paja y una caña en la mano.

Otra característica del duende es la amistad incondicional que brinda: él cuida que el ganado no se disperse o que los cazadores furtivos apunten bien a sus presas. Si un paisano sale a caballo y se le cruza un pollito piando, ya sabe que debe volverse, por más tarea que tenga esa jornada. En cambio, si el piar se oye detrás del caballo, el campesino tiene asegurado un buen día, en que todo marchará bien porque Mascadita lo acompaña. Pero jamás debe olvidar dejarle su premio ya que se trata de un genio vengativo: es capaz de dejar ñe'engu (mudo), tavy (sonso) o marachachâ (tembleque) a quien no le agradeció su ayuda.

En las familias, la existencia del Pombero es importante para la educación de los niños en lo que hace a ponerles límites: se lo presenta como un cuco que persigue a los gurises que se escapan de la casa a la hora de la siesta y que castiga, muy especialmente, a quienes matan o dañan a los pájaros o a sus nidos. Dice Perkins Hidalgo que "los padres se sirven de él como de un misterioso y terrible policía del campo". Otro estudioso de los mitos populares, Pedro Inchauspe, asegura que "tener propicio al Señor de los Pájaros -como también se conoce al Pombero- es contar con el más seguro payé o amuleto de buena suerte. Su amistad se mantiene con ofrendas y entre éstas ninguna le place tanto como la de un poco de tabaco negro para masticarlo al uso correntino".

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Agua y arroz, el Guayaibí y el Ayuí conforman importantes ecosistemas.

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El Guayaibí y el Ayuí conforman importantes ecosistemas. Mientras uno es escenario de una ejemplar actividad sustentable, el otro corre peligro. La construcción de un dique podría afectar irreversiblemente 30 mil hectáreas con vocación ganadera y de conservación de la biodiversidad.

En sus nacientes, en sus puntas, guiado por cuchillas, el arroyo Guayaibí no corre. La lluvia se acumula en largos espejos de agua con fondo de piedras y extensos camalotales. De repente, en ocasiones, una lluvia torrencial los une y el arroyo, desbordado, se convierte en una enorme y potente cinta plateada. En las últimas cuatro décadas he visto el lento y paciente avance del monte en sus orillas. Me maravilla hasta hoy acercarme al carpinchal, ver cómo al atardecer estos animales suben la loma alejándose del agua, su refugio natural. Llevo hundido en el cuerpo el grito que el carpincho pega justo antes de zambullirse, alertado por el peligro de la presencia humana.


No hablo de una reserva ni de un ambiente alejado de la presencia humana. El arroyo forma parte de un paisaje humanizado, parcelado en potreros, donde se desarrolla la producción ganadera. Es frecuente que en cada potrero hallemos un tajamar, como si fuese un plato de agua retenido por un pequeño dique artificial. Algunos están arriba, en la loma, y sin embargo su riqueza ictícola es notable: entre los camalotes, donde se posan las aves, abundan los bagres y las tarariras. A su alrededor las vizcachas construyen sus túneles; no son terrenos inundables.

Los tajamares, cuyos excedentes de agua se vuelcan en las nacientes, constituyen un ejemplo de manejo racional del agua, un recurso imprescindible puesto al servicio de la producción ganadera, explotación económica sostenible en el tiempo que respeta las características del suelo. Esta actividad tradicional se desarrolla en la zona desde hace más de doscientos años, y le imprime a Corrientes un sesgo particular notable en las costumbres y la idiosincrasia de su pueblo.

Agricultura Industrial.


No hace mucho recibí una invitación para visitar, al otro lado de la ruta, una estancia de 11 mil hectáreas, con un casco de la época en que una compañía inglesa lo explotaba. No era para mí un lugar desconocido, había estado allí en mi adolescencia. Hoy pertenece a una familia argentina que vive en Buenos Aires. Llego poco antes del mediodía. En el parque, debajo de unos añosos y siempre impresionantes eucaliptos, está la mesa para el almuerzo: manteles blancos, buen vino y un exquisito asado. Sobremesa.

A la hora nos ponemos en marcha, llegó el momento de ver qué se produce y cómo, en este antiguo establecimiento ganadero. Nos "montamos" en una camioneta y partimos. A los pocos metros de superado el alambrado que rodea la casa y los antiguos galpones la vista cambia, el paisaje se vuelve amarillo y la tierra, nivelada por máquinas, está herida por incontables surcos.

Pese a que la lluvia caída aún no superó la gran sequía, la tierra está preparada para la próxima siembra: se utilizaron los herbicidas necesarios y vendrá después el inundado mediante el bombeo de agua desde la represa. Luego, por un tiempo, todo será verde. Bordeamos el lago pasando por sobre el dique, el agua está bastante más abajo.

Aquí y allá se pueden ver enormes caños y bombas de agua, algunas montadas en plataformas flotantes; a su lado unos pocos hombres reparándolas o haciéndoles el mantenimiento. En la orilla la tierra está manchada con aceite o gasoil. Tengo la impresión de estar en un campo devastado, en un ambiente fabril, en la zona oscura de la agricultura industrial, en este caso productora de arroz. A unos cientos de metros, del otro lado de una loma, distingo un grupo de eucaliptos secos de pie -semejan altos esqueletos grises-, que quedaron atrapados por el agua del lago.
A la distancia me parece ver (quiero ver) las copas verdes de las arboledas cercanas a las puntas del Guayaibí.

Agua dulce y amarga.


El Ayuí es uno de los principales arroyos del departamento de Mercedes. Nace en una depresión plana, con pastizales y pajonales, repleta de agua de lluvia: el estero Pairirí.
Recorre 60 kilómetros hasta desembocar en el Miriñay, el segundo río más importante de la provincia, que a su vez vuelca sus aguas en el Uruguay. Es uno de los ecosistemas mejor conservados de Corrientes. En él aún puede observarse una riquísima variedad de especies vegetales y animales, algunas en peligro de extinción como la corzuela -ciervo típico de la Mesopotamia-, el aguará guazú o el lobito de río, declarado monumento provincial.

El Ayuí, su selva y los pajonales bajos que lo rodean, cumplen con una tarea que no tiene un valor económico directo: en términos utilizados por los biólogos se denomina "servicio ambiental" que es, entre otras cosas, regular las crecientes, ser el hábitat de una enorme variedad de aves que actúan como vehículos de las semillas que permiten la reproducción vegetal y, también, recibir a lo largo de su trayecto los contaminantes (herbicidas y pesticidas) de los emprendimientos agrícolas ya existentes, que son asimilados y depurados.

Hoy el Ayuí está en peligro. Un grupo de cinco empresas proyecta construir un dique cerca de su desembocadura que inundará 11 mil hectáreas, con el fin de irrigar periódicamente otras 20 mil más donde se plantará arroz. Un total de más de 30 mil hectáreas con vocación ganadera y de conservación de la biodiversidad serán transformadas irreversiblemente. La siembra continua y tecnificada de grandes superficies es hoy la principal causa de la desaparición de los ambientes naturales y su diversidad de especies.

La utilización de áreas marginales, donde el suelo carece de las características necesarias para otorgar a tales megaemprendimientos una sostenibilidad en el tiempo, sólo se explica por razones muy frágiles que el país no controla, tales como la favorable situación de los precios internacionales. O, para ser más precisos, la relación de precios lograda por la devaluación, porque los precios internacionales del arroz no han mejorado.

La dependencia respecto de este factor es altísima: cerca del 80 por ciento del arroz producido en Corrientes se destina a la exportación, casi en su totalidad a Brasil, y determina una extrema debilidad para este emprendimiento. Basta con recordar la crisis que devino en la producción arrocera, debido a un cambio de la política económica del país vecino en el año 1999. Cuando algo así ocurra, o cuando el suelo se halle degradado al extremo, de no ser rentable, ¿quién se hará cargo del daño producido? No se trata de no plantar arroz, sino de hacerlo de forma sustentable, mediante pequeños emprendimientos distribuidos en distintas cuencas de agua. Un proyecto como el que se pretende desarrollar, literalmente mataría al arroyo Ayuí en su totalidad.

Toda su belleza y fundamentalmente todo su "servicio ambiental" se perderían. De ser un cauce purificador de los desechos de las arroceras ya existentes, pasaría a ser un gran embalse acumulador de éstos. Hay una manera de hacer las cosas, una buena manera que lleva a otra aún mejor. Y el productivismo a ultranza es la contraria. Como reza el dicho popular, "es pan para hoy y hambre para mañana". Como dije al principio, no corre el Guayaibí en sus nacientes, pero sí corre por mi cuerpo una molesta inquietud si imagino desaparecido al paisaje que él domina. ¿Cómo puede suceder esto? El peligro que acecha al Ayuí es la respuesta. Mi mente repleta de recuerdos, de vivencias y también de conciencia del futuro inmediato, se niega a concebir tal cosa. El arroyo lleno de peces, de yacarés, de aves, de vida, estará allí siempre, cada vez que decida o pueda regresar.

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El romántico de la violencia.

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Convertido en gaucho matrero desde su temprana juventud, Olegario Alvarez cosechó amores y odios. La escritora Silvia Miguens narra la vida de este hombre que transitó un camino de rebeldía, signado por la violencia, y se hizo leyenda al amparo de la mitología correntina.

Cuando Nicolás Toledo y Paulina Álvarez engendraron a su hijo, el aire andaba enrarecido por el polvo que alzaban las tropas de Argentina, de Brasil y de Uruguay, que cabalgaban por los alrededores de Saladas, a 100 kilómetros de Mburucuyá, para embestir a las de Paraguay, durante la Guerra de la Triple Alianza. Nueve meses más tarde, corriendo ya el año 1871, el primer encantamiento de Olegario fueron los ojos de su madre. Tal vez por aquella primaria visión del mundo siempre se dio a conocer con el apellido materno, o puede que Nicolás Toledo no fuera más que uno de esos hombres de a caballo que van de paso. Para cuando Olegario nació, el aire no estaba enrarecido por las tropelías de las milicias. Inspiró profundo una oleada de heroísmo de esa tierra de héroes, y no sólo de los héroes que deambulaban por la zona, pues también en Saladas había nacido el sargento Cabral, que en el combate de San Lorenzo salvó de la muerte al general San Martín, otro correntino de ley.

Muchos niños, igual que Olegario, fueron forjados por las narraciones de sus mayores, susurradas en torno al fogón de las mateadas nocturnas. Acunado por mitos y leyendas, a la vera de los espíritus errantes y de los entreveros con las tropas de Rosas, nació y creció Olegario Álvarez, quien muy pronto, en su juventud, se convirtió en el Gaucho Lega, o Leguita. Imposible permanecer ajeno a ese caudillismo que convertía al entorno en un corral de riñas. Inquinas y resquemores eran parte del paisaje. La traición, la crueldad, los muertos devenidos en semidioses, mártires o delincuentes, según la corriente o la necesidad política. Muy de cerca le tocó ver un alzamiento en que la represión y el castigo fueron utilizados como escarmiento, la Matanza de Saladas, en octubre de 1891, que culminó poco después cuando, con el fin de conciliar la paz, se decretó una amnistía. Por esos días Lega tenía 18 años, y supo de inmediato de qué manera el grupo político vencido pasaba de la amnistía al degüello. Y del degüello al mito. Al año de la matanza era sargento de policía, y pertenecía al Partido Colorado.

Olegario fue parte de esa clase social marginada y pueblerina, de activos militantes políticos que se ganaban continuas persecuciones que terminaban llevándolos al pillaje, para sobrevivir. Tal vez porque se rebeló contra el vasallaje de los señores feudales de la zona, esa actitud desafiante y libertaria hizo que fuera considerado de un valor sin límite. Y, como sucedió con el Gauchito Gil y con Altamirano, todos piragües, es decir colorados, los estandartes, claveles, cintas y elementos de culto con que le rinden homenaje y se adornan los santuarios, son rojos. Por su filiación autonomista. Claro que también existen "santos celestes", del Partido Liberal, como Francisco José López en la zona de Esquina. Pero en el caso de Lega, era colorado y fue en uno de esos confusos episodios de comité cuando mató a un hombre. Poco después, en un duelo criollo, dio muerte a otro gaucho, a quien llamaban Poncho Café.

Fue apresado en Curuzú Laurel, entre San Miguel y Loreto, enviado a los Tribunales de Corrientes y sentenciado a cadena perpetua. En la cárcel se relacionó con Aparicio Altamirano y con Adolfo Silva. Los tres se volvieron inseparables hasta que, un martes de carnaval de 1904, huyeron aprovechando una fuga masiva de presos. Al poco tiempo se les atribuía, entre otros delitos, el de asaltar una estancia, asesinar al propietario, su esposa e hijos, y colgar sus cabezas del alambrado. Y así continuaron sus días, en estado de rebeldía. Fueron épocas de corridas y dicen que de transmutaciones, a la sombra y al reparo de los quebrachales y de los pastos que bordean los esteros. Muy de a poco sus andanzas se volvieron parte de la mitología guaraní. Puede que no hayan sido pocas las veces en que se lo vio, convertido en un yaguareté que va olisqueando los alrededores en busca de la presa y con sed de venganza, mientras atraviesa el bosque húmedo y las palmeras de Yatay, en las cercanías de Saladas, Concepción, San Roque y Mburucyá, propiciando igual que siempre lo que está a su alcance para ayudar a la gente.

En cuanto al amor, Lega tampoco se quedó corto con la leyenda y el romanticismo. Un atardecer, amparado por las sombras y el canto de los primeros pájaros nocturnos, dejó su caballo detrás de la casa de un tal Lafuente, oficial primero de policía, y como un yaguareté que ha tomado las mañas de su perseguidor, un cazador de aguada, esperó que el oficial vaciara la botella de ginebra y, sólo cuando notó que la autoridad se había dormido, Olegario sigilosamente fue al rescate de su novia, Ángela Alegre. La muchacha permanecía recluida desde que Lega escapó de la cárcel. La sola sonrisa y el beso de Ángela justificaron la imprudencia de acercarse de nuevo a Saladas, donde era buscado y fácilmente reconocible. Dicen que Ángela se quedó junto a él hasta el mismito momento, el 2 mayo de 1906, en que una partida policial terminó con la vida de Olegario Álvarez, y también con la de Adolfo Silva, en el paraje denominado Juru'i, en Rincón de Luna. Aparicio Altamirano pudo escapar y fue muerto en 1932.

Muy de a poco sus andanzas se volvieron parte de la mitología guaraní.

Leguita, con apenas 35 años fue acribillado a balazos por la Policía, que dio cuenta de su muerte con gran alarde. Como contrapartida, de inmediato Lega renació como mártir legendario y gaucho milagroso. La imaginación pueblerina fue dando fe de sus milagros. Los motivos para su devoción empiezan justamente ese día, porque cuando la Policía bajó el cadáver, atado al caballo, el cuerpo emitió unos quejidos, tal vez por el aire aún en los pulmones y expulsado, o tal vez porque así estaba escrito. Se dijo que aún estaba vivo. En el patio de la comisaría, sólo después del largo traslado de su cuerpo a lomo de caballo, le quitaron el Kurundu, un amuleto con forma de campana confeccionado por el abá payé (hechicero).

Según cuenta la leyenda guaraní, gracias al payé y pese a haber sufrido heridas de gravedad en muchas ocasiones, Lega no moriría hasta que se lo quitaran. Él mismo, dicen, pidió a sus captores que se lo sacaran para poder morir en paz. Lo que no les dijo era en qué momento lanzaría su último aliento.

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El Parque Provincial Cruce Caballero, 430 hectáreas de monte nativo para preservar este ambiente natural.

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Al norte de San Pedro, a 30 kilómetros de esta ciudad misionera, el Parque Cruce Caballero se extiende en 430 hectáreas de monte nativo que pretenden preservar este ambiente como la naturaleza lo diseñó.

Declarado Parque Provincial en 1991, es una de las áreas que se conserva como semillero de Pino Paraná ya que esta especie ha sido diezmada en los últimos años.

La vegetación, además, da muestra de la diversidad de la selva misionera mostrando a los helechos arborescentes con cinco metros de altura; a dos timbó que crecen de forma idéntica; laurel, guatambú, orquídeas y otras especies completan el paisaje.

Parque provincial Cruce Caballero1

Y esta nutrida flora, también cobija una rica fauna: los monos carayá se trasladan ágilmente entre las copas de los árboles; las aves, como el coludito de los pinos y el loro pecho vinoso sobrevuelan las araucarias; mientras las liebres, agutíes y comadrejas corretean de un lado a otro buscando una escondite.

Parque provincial Cruce Caballero

Para recorrerlo hay dos opciones: un sendero bien abierto que permite descubrir toda la variedad de especies que lo habitan; y otro agreste, para los visitantes más aventureros, que sorprende con el techo verde, su abrupto declive y los tesoros que esconde.

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parque provincial Cruce Caballero, San Pedro, Misiones

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Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera.

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El Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera es un área natural protegida de la provincia argentina de Misiones.

Se ubica en el departamento San Pedro y ocupa un área de 5.500 hectáreas.

Fue creado en el año 1993 por medio del decreto n° 92.

La provincia de Misiones organiza legalmente el Sistema de Áreas Naturales Protegidas a partir de la ley XVI – N° 29 del Digesto Provincial (antes ley N.° 2932), sancionada el 18 de junio de 1992 y modificada por ley N.° 3926/02 del 19 de diciembre de 2002.

Las áreas protegidas pueden ser privadas, provinciales o municipales, y se requiere una ley para su declaración como tal.11

Las áreas naturales protegidas según sus modalidades de conservación, utilidad e intervención del Estado son:

  • a) Parques provinciales.
  • b) Monumentos naturales.
  • c) Reservas naturales culturales.
  • d) Reservas de uso múltiple.
  • e) Parques naturales municipales.
  • f) Reservas privadas.
  • g) Paisajes protegidos.
  • h) Reservas naturales estrictas.
  • i) Reservas ícticas.

La ley reconoce también las categorías internacionales siguientes:

  • a) Reserva de la biosfera.
  • b) Sitio natural de Patrimonio Mundial.

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera1

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera2

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera3

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera4

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera5

Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera6

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Áreas Naturales Protegidas en la provincia de Misiones.

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1. Parque Nacional Iguazú: Ley Nacional Nº 12103. Año 1934. 54.380 Has.

2. Reserva Nacional Iguazú: Ley Nacional Nº 18801. Año 1971. 12.620 Has.

3. Reserva Forestal Guaraní: Ley Provincial Nº 628-854-2421. Años 1975/1977/1987

4. Reserva Ictica de Corpus: Ley Provincial Nº 1040. Año 1978.

5. Reserva Ictica de Caraguatay: Ley Provincial Nº 1040. Año 1978.

6. Parque Provincial Urugua-í: Ley Provincial Nº 2794. Año 1990. 84.000 Has.

7. Parque Provincial del Moconá: Ley Provincial Nº 2854. Año 1991. 991 Has.

8. Parque Provincial Cruce Caballero: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991. 432 Has.

9. Parque Provincial de la Araucaria: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991. 92 Has.

10. Parque Provincial Salto Encantado: Ley Provincial Nº 2854. Año 1991. 706 Has.

iguazu

11. Parque Provincial Cañadón de Profundidad: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991.

19 Has.

12. Parque Provincial del Teyú Cuaré: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991. 78 Has.

13. Parque Provincial Yacuy: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991. 347 Has.

14. Parque Provincial Esperanza: Ley Provincial Nº 2876. Año 1991. 686 Has.

15. Reserva Privada Aguaraí-mí: Decreto Nº 1531. Año 1988. 3.050 Has.

16. Reserva Privada Itacuarahyg: Decreto Nº 1647. Año 1989. 250 Has.

17. Reserva Privada San Miguel de la Frontera-Premida S.A.: Decreto N°92. Año 1993

5.500 Has.

18. Reserva de Uso Múltiple EEA Cerro Azul: Resolución N° 7 INTA. Año 1992. 384 Has.

19. Reserva de Uso Múltiple EEA Cuartel Victoria: Resolución N°7 INTA. Año 1992.

400 Has.

20. Refugio Privado de Vida Silvestre Timbó Grande: C.Fund. V.S.Arg. y Part. Año 1991.

199 Has.

21. Refugio Privado de Vida Silvestre Chancay: C.Fund. V.S.Arg. y Part. Año 1991.

263 Has.

22. Refugio Privado de Vida Silvestre Chachí: C.Fund. V.S.Arg. y Part. Año 1990. 18 Has.

23. Refugio Privado de Vida Silvestre Caá Porá: C.Fund. V.S.Arg. y Part. Año 1990.

41 Has.

24. Refugio Privado de Vida Silvestre Lapacho Cué: C.Fund. V.S.Arg. y Part. Año 1991.

160 Has.

25. Parque Provincial Esmeralda: Ley Provincial N° 3469. Año 1997. 31.619 Has.

26. Reserva de Biosfera Yabotí: Ley Provincial N° 3041. Año 1993. 253.773 Has.

27. Parque Provincial de la Sierra: Decreto N° 2402. Año 1993. 1.088 Has.

28. Proyecto Parque Provincial Valle del Arroyo Cuñá Pirú: Ley Provincial N° 3065.

Año 1993. 12.495 Has.

29. Parque Provincial Guardaparque Horacio Foerster: Ley Provincial N° 3359. Año 1996.

4.309 Has.

30. Reserva Arboretum de Leandro N. Alem: Conv. Minis. Ecolog. y R.N.R. INTA. 36 Has.

31. Reserva Natural Estricta San Antonio: Decreto Nacional N° 2149. Año 1990. 400 Has.

32. Área Experimental Guaraní: Decreto Ley N° 26. Año 1975. 5.343 Has.

33. Parque Natural Municipal Paraje Los Indios: Ord. Municipalidad Colonia Alberdi.

11 Has.

34. Parque Natural Municipal Amado Bompland: Ord. Municipalidad Colonia Alberdi.

2 Has.

35. Parque Natural Municipal Salto Küppers: Ord. N°23 Mun. Eldorado. Año 1995. 64 Has.

36. Paisaje Protegido del Lago Urugua-í: Ley Provincial N° 3302. Año 1996. 8.000 Has.

37. Parque Natural Municipal Yarará: Ord. N° 24. Municipalidad de Pto. Esperanza.

Año 1995. S/D.

38. Parque Natural Municipal Lote C. Huerto Municipal: Ord. N°44 Muni. Pto. Esperanza.

Año 1995. 84 Has.

39. Parque Provincial Isla Caraguatay: Ley Provincial N° 2876. Año 1991. 32 Has.

40. Reserva Natural Cultural Papel Misionero: Ley Provincial N° 3256. Año 1995.

10.397 Has.

41. Parque Natural Municipal Luis Honorio Rolón: O. N°27-20 M.Iguazú. Años 1995/1996. S/D

42. Monumento Natural Nacional Saltos del Moconá: Ley Nacional N° 24288. Año 1993. S/D.

43. Parque Provincial Fachinal: Ley Provincial N° 3358. 51 Has.

44. Reserva de Uso Múltiple Ing. Florencio Basaldúa: Ley Provincial N° 3376. 249 Has.

45. Reserva Privada Tomo: Decreto 219. Año 1991. 1.441 Has.

46. Parque Provincial Piñalito: Ley Provincial N° 3467. Año 1997. 3.796 Has.

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Desaparición progresiva de la fauna misionera.

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La fauna de la provincia de Misiones, notable por su maravillosa variedad, fue altamente agredida: por un lado por la caza irracional y sin control de especies con valor económico (por su piel o cuero), por el otro la eliminación de la selva como hábitat natural, con la cual disminuyeron notablemente las posibilidades de supervivencia de las especies.

Como consecuencia de ello varias especies están en virtual extinción; para evitarlo se ha implementado la veda para cazar y pescar en determinada época del año, como así también la creación de parques y reservas naturales, protegiendo de esta forma no sólo la fauna, sino también la flora de la provincia, es decir su natural equilibrio ecológico.

fauna misionera Iguana

Especies animales en peligro de extinción:

Aves

-          Harpía (Harpia harpija)

- Águila Viuda o Patera (Spizastur melanoleucus)

- Águila Calzada Barreada (Spizaetus ornatus)

- Águila Monera (Morphnus guianensis)

- Pato Serrucho (Mergus octosetaceus)

- Yacutinga o Pava de Monte (Aburria jacutinga)

- Macuco (Tinamus soitarius)

- Guacamayo Rojo (Ara chloptera)

- Papo Rosa o Loro Pecho Vinoso (Amazona vinacea)

- Chorao (Amazona pretrei)

- Maracaná Cara Afeitada (Ara maracana)

Mamíferos

- Perro vinagre o Zorro Pitoco (Speothos venaticus)

- Gato Onza (Felis pardalis)

- Tatú Carreta (Priodontes giganteus)

- Aguará Guazú o Lobo de Crin (Chrysocyon brachyurus)

- Carayá o Aullador Rojo (Alouata guariba)

- Venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus)

- Lobito de Río (Lontra longicaudis)

- Comadreja de Agua o Cuica (Chironectes mininus)

- Ciervo de los Pantanos (Blastocerus dichotomus)

- Yaguareté o Tigre (Leo onca)

- Oso Hormiguero o Tamanduá (Mmyrmecophaga tridáctila)

- Comadreja Lanosa (Caluromys lanatus)

- Tatú Cementerio o Rabo Molle (Cabassus tatouay)

- Gato Moro o Yaguarundí (Felis Yaguaroundi)

- Tirica Nariz Rosada (Felis tigrina)

- Tirica Nariz Oscura (Felis wiedii)

- Lobo Gargantilla (Pteronura brasiliensis)

Reptiles

- Yacaré Overo o Ñato (Caimán latirostris)

 

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Parque y Reserva Provincial Andresito, espectacular exponente de la naturaleza misionera.

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Entre extensas plantaciones de yerba mate que se mezclan con la vegetación selvática, Andresito es una tranquila localidad de la Provincia de Misiones que se ubica a 60 kilómetros de las Cataratas del Iguazú, en el Departamento de General Belgrano.

Combinando paisajes naturales con actividades para todos los gustos pero que siempre conservan el ambiente autóctono, el Ecoturismo se posiciona como una de las mejores formas de sumergirse en este rincón norteño que promete no defraudar a quienes lo elijan como destino para relajarse y descansar.

andresito-misiones

Postales de ensueño que resultan imposibles de no admirar; flora y fauna conviviendo tranquilamente en los parques y reservas; camping o cabañas que no desentonan con su agreste entorno; son algunos de los hechizos que lanza esta localidad y hacen regresar a sus visitantes.

El turista que arriba a la localidad de Andresito es recibido por un espectacular exponente de la naturaleza regional: el Parque y Reserva Provincial Urugua-í fue creado para proteger gran parte de la cuenca superior del río que le da nombre y su ambiente. Así, se pueden encontrar el famoso timbó, lapachos, palo rosa laurel, entre otras especies que conforman un admirable y colorido paisaje.

Parque y Reserva Urugua-i Andresito Misiones
Esta nutrida flora alberga la rica fauna misionera, encontrando especies felinas, aves, reptiles, peces y mamíferos. Recorriendo los senderos de interpretación, el sonido de los monos caí o carayá permiten advertir su presencia; más difícil será encontrarse con el yaguareté o el zorro vinagre que se escurren entre las 84 mil hectáreas que se extiende la reserva.

Dentro del predio se ubica una Estación Biológica preparada para recibir a los investigadores que se interesen por esta maravilla del norte misionero.

Con la belleza de la flora y fauna que tapizan todo su territorio y la conciencia necesaria para su protección, Andresito invita a disfrutar del Ecoturismo. Respetando las obras que la madre tierra pintó sobre este territorio colorado, camping es la opción en alojamiento: carpas dormitorio realizadas en madera y otros materiales que respetan el paisaje selvático que las rodea; senderos que recorren el predio permitiendo disfrutar del contacto con la naturaleza; desayunos que ofrecen los más exquisitos productos regionales; proveeduría y bar son algunos de los servicios que el visitante podrá encontrar. Otra alternativa es hospedarse en cabañas.

Ecoturismo en Andresito Misiones
Con excelentes guías que conocen todos los tesoros de esta región, las actividades propuestas invitan a conocer la cultura y la historia en esta propuesta que se combina con interpretación ambiental; navegación por el imponente Río Iguazú; recorridos por las sabias comunidades guaraníes; caminatas y aventureras travesías en bicicleta.

Lagunas transitadas por carpinchos; aves que sobrevuelan el monte nativo y ameritan un avistaje; senderos que invitan a ser recorridos en cabalgatas; el camino que la yerba mate recorre desde la plantación hasta su elaboración y la visita a los Parques Provinciales Foerster y Urugua-í, completan esta nutrida cartelera.

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Como llegar.

La ciudad de Andresito se ubica al norte de la Provincia de Misiones, en el Departamento General Belgrano. Se encuentra a 60 kilómetros de las Cataratas del Iguazú (noroeste); a 85 de Puerto Esperanza (al sudoeste), y a 111 de Bernardo de Irigoyen (al sur).

Para llegar desde la ciudad Capital de Posadas a Andresito se debe tomar la Ruta Nacional Nº 12. Antes de llegar a Puerto Esperanza tomar la Ruta Provincial Nº 19 que conduce a destino. El recorrido atraviesa las localidades de Candelaria, Santa Ana, San Ignacio, Jardín América, Capioví, Puerto Rico, Garuhapé, El Alcázar, Caraguatay, Montecarlo, Eldorado y Colonia Victoria y se extiende 333 kilómetros.

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Desde el centro de la Provincia de Misiones se arriba a Andresito a través de la Ruta Nacional Nº 14. Luego conectar con la Ruta Nacional Nº 12 a través de alguna de las rutas provinciales que la unen (RP 8, 11, 16). Luego se llega a la Ruta Nacional Nº 12 y se continúa hasta la Ruta Provincial Nº 19 que conduce al destino elegido. Las localidades que atraviesa la Ruta Nacional Nº 14 en el centro provincial son: Campo Grande, Aristóbulo del Valle, Dos de Mayo, San Vicente y San Pedro.

Para llegar a Andresito desde Puerto Iguazú se debe tomar la Ruta Nacional Nº 12 para luego continuar por la Ruta Nacional Nº 101. Seguir por la Ruta Nacional Nº 19 que dirige a la ciudad elegida. Este camino atraviesa el Parque Nacional Iguazú.
Desde el noreste se arriba a Andresito siguiendo la Ruta Nacional Nº 101, hasta la Ruta Provincial Nº 19 que conduce a destino elegido. Bernardo de Irigoyen es la localidad más importante es este recorrido.

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Los 10 artículos de Argentina Live más visitados durante el mes de Diciembre de 2013.

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1.-Parque y Reserva Provincial Andresito, espectacular exponente de la naturaleza misionera.

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3.-Áreas Naturales Protegidas en la provincia de Misiones.

1. Parque Nacional Iguazú: Ley Nacional Nº 12103. Año 1934. 54.380 Has. 2. Reserva Nacional Iguazú: Ley Nacional Nº 18801. Año 1971. 12.620 Has. 3. Reserva Forestal Guaraní: Ley Provincial Nº 628...

4.- Refugio de Vida Silvestre San Miguel de la Frontera.

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Epecuén, el pueblo que emergió de las aguas.

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Luego de una inundación devastadora, se terminó la vida en el lugar ya que los habitantes debieron abandonar sus hogares y pertenencias; sólo quedan ruinas en la superficie de lo que fue un importante centro turístico.

El camino entre los árboles conduce a la entrada principal del Gran Hotel Parque. Las plantas se ven resecas y blancas. Hay que caminar con cuidado porque el piso está agrietado, con raíces, ladrillos, paredes caídas y descascaradas. El edificio de dos plantas sigue en pie, pero está en ruinas. Enfrente la estructura del hotel Monterreal tambalea. Se ve el daño que le provocó el salitre mientras estuvo sumergida bajo diez metros de agua. Las dos moles de cemento están en la esquina de Mitre y la avenida 25 de Mayo.

Epecuén Ville (c. 1930)

Allí descansan, resisten al paso de los años. A los cuatros costados se ve la misma postal: casas derrumbadas, hierros corroídos y desolación. Hacia el sur, a simple vista, sólo barro mezclado con escombros y luego agua y más agua. Se alcanza a divisar la torre del complejo de piletas que el gobierno municipal construyó como parte de un proyecto para atraer a la juventud en la década del 70. Era la época dorada del centro turístico termal Mar de Epecuén antes de que una inundación terminara con los sueños de los 1500 pobladores que la habitaban.

La madrugada del 10 de noviembre de 1985 una sudestada precipitó el desenlace y la fuerza del agua perforó un terraplén que protegía al pueblo de un lago que estaba colapsado por los 1500 milímetros de lluvia caídos ese año.

epecuen El Castillo de la Hungara

A partir de esa noche la imagen del pueblo se modificó. El nivel de agua creció un centímetro por hora y dos semanas después ya había dos metros de agua. Los pobladores, resignados, tuvieron que abandonar casas, hoteles y comercios en pocos días, sin más remedio. La mayoría de los lugareños se afincaron en Carhué, una localidad de diez mil habitantes que se encuentra a 12 kilómetros de la villa y a 570 kilómetros al sudoeste de Capital Federal. Hasta allí, en camiones y tractores, se realizó la mudanza de todo un pueblo devastado.

Epecuén se había desarrollado como destino turístico desde su fundación, el 23 de enero de 1921. Fue el refugio de miles de abuelos que buscaban alivio en la salina para los problemas en los huesos, las articulaciones y la piel. También el de cientos de judíos que la eligieron y adoptaron como lugar de veraneo por las similitudes de las propiedades del agua con las del Mar Muerto. Hasta el día de la inundación llegó a contar con una capacidad hotelera de 5000 camas distribuidas en 220 establecimientos entre hoteles, pensiones y residencias. La industria del turismo también convivió con la de la explotación de la sal que se usaba en el rubro farmacéutico y la fabricación del vidrio.

El comienzo del fin. En 1975, el gobierno provincial construyó el canal Ameghino, una obra de ingeniería que conectaba varias cuencas y regulaba el caudal de agua en todas las lagunas de la región. Con este sistema ninguna se secaría y no había riesgo de inundación. Pero no se controló más a partir del golpe de Estado de 1976. "Se abrió la canilla, pero no se la cerró más", graficó Rubén Besagonil, un ex poblador de Epecuén. Lo que intentó ser la solución de un problema terminó condenando a la villa.

Desde 1980 la laguna creció entre 50 y 60 centímetros por año y amenazaba con rebasar el terraplén construido para proteger al pueblo. Nadie pensaba en lo peor, pero la tragedia ocurrió y, cuando la protección se quebró, no hubo vuelta atrás.

¿Qué pasó con todos los pobladores? A pesar que se resignaban a irse del pueblo tuvieron que rehacer su vida como pudieron, de cualquier modo. La mayoría le inició juicio al gobierno provincial. Algunos cobraron el 50 por ciento del valor de la propiedad y los que pudieron esperar recibieron lo que les correspondía, pero 15 años después. "Nos quedamos sin plata, sin casa y sin trabajo. Fue muy difícil. Se siente tristeza e impotencia porque se podría haber evitado.", lamentó Ricardo Zappia, otro ex habitante, sentado sobre los escombros de lo que fue su hotel.

En los últimos cincos años el agua bajó varios metros y hoy quedan pocas cuadras inundadas. El pueblo está resurgiendo de una inundación y se espera que el próximo verano todas las ruinas estén en la superficie. Ofrecerá un atractivo diferente: sólo se verá el recuerdo de lo que fue el epicentro turístico de la región.

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Gaiman mágica aldea galesa a orillas del rio que mantiene sus tradiciones.

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Gaiman es la localidad  de la provincia del Chubut,  que se se ubica en el valle inferior del Río Chubut, a orillas del río y del canal principal Norte, a 15 km al oeste de Trelew.

Este pueblo se  destaca por mantener las costumbres y tradiciones de los colonos galeses llegados en 1865,  llena de tradiciones, de las viejas y de las nuevas, como las que surgieron a partir de la visita de Lady Di, princesa de Gales.

Uno de sus atractivos es la  primera casa de Gaiman o Casa de Piedra  que fue construida en 1874 por David D. Roberts.

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A la vera del río Chubut este pueblito de origenes galeses posee calles con acequias que riegan la arboleda , construcciones trasplantadas de lejanas tierras, como las capillas que los colonos galeses construyeron a su llegada a este lado del mundo, y costumbres también venidas de lejos, como el tradicional té galés, acompañado por tortas y delicias de la tradición celta.

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Camino de los Galeses con 40  km de recorrido por la historia de la comuna. Un camino con cartelería  para poner en valor un recorrido con la historia de la localidad. Se trata de dos senderos de 20 km cada uno donde se puede caminar o recorrer en bicicleta.

Uno de ellos, inicia su recorrido en el Parque Paleontológico de Bryn Gwyn y el otro saliendo desde el Centro de información Turística y siguiendo el trayecto del ferrocarril, atravesando el tradicional túnel, la zona de chacra con agroturismo, entre otros atractivos. Posee bancos de descanso.

El sendero propone conocer la historia de los primeros colonos en la zona.

Atractivos para visitar:

Museo Regional Galés, en la vieja estación Gaiman del Ferrocarril Nacional Patagónico.
Museo Antropológico
Primera Casa
Parque el Desafío, en la vera del río Chubut, desde abril de 1980
Parque Paleontológico Bryn Gwyn, a 10 km de Gaiman (galés, Bryn Gwyn = significa “Loma blanca”)

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Lagunas de Yala, espejos de agua en altura con una vegetación imponente.

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Emergiendo cristalinas entre el verde entorno circundante, las Lagunas de Yala se hallan situadas en el Departamento Capital, a 2.306m.s.n.m.

En total son seis pero el acceso solo esta habilitado a tres de ellas que constituyen espejos de agua en altura en medio de una vegetación exuberante y se ve como si fueran un espejismo en la montaña, un lugar de ensueño. 

Se las conoce como: Los Noques, Alizar, El Comedero, Desaguadero, Rodeo, Larga.

La espesa vegetación y las flores conforman en la extensión un atractivo marco paisajístico.

La fauna convive compuesta por distintas especies de macas, garzas, patos, gallaretas y biguás.

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Hay sectores bajos en los que habitan loros, urracas, pavas de monte; y otros más altos ocupados por caranchos, tijeretas, martín pescador, cóndor, y reptiles. Es, además, lugar de nidificación de aves poco frecuentes, y en las lagunas se crían truchas y pejerreyes.

El camino de acceso es sinuoso, accidentado, pintoresco y se inicia en el pueblo de Yala, pasando luego el Puente Negro.

En total en esta zona se encuentran seis lagunas pero el acceso solo esta habilitado a tres de ellas que constituyen espejos de agua en altura en medio de una vegetación exuberante y se ve como si fueran un espejismo en la montaña, un lugar de ensueño.

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Actividades en el Parque Provincial Potrero de Yala

Las actividades permitidas en el parque son el senderismo, ascensiones de alta montaña, el ciclismo, los safaris fotográficos y las acampadas libres o en la zona habilitada en el predio de la hostería con pago de tarifas.

Hay dos áreas habilitadas para acampadas libres, una a orillas de la laguna Rodeo y la otra al final del sendero Bosque montano. La pesca está permitida únicamente en la laguna Rodeo en determinados días y horarios.

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Época del año en la que que se puede visitar: Todo el año.

Camping en Parque Provincial Potrero de Yala

Libre: Hay dos áreas habilitadas , localizadas a orillas de la laguna Rodeo y al final del sendero Bosque Montano.

Camping  en La Hostería Complejo de la Laguna cuenta en su predio con una zona habilitada como camping. El pago de la tarifa establecida para el acampe da derecho a la utilización de los baños y los asadores.

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¿Cómo llegar?

Por Ruta Naciona n°9 hasta la localidad de Yala (km 14) empalmando con la Ruta Provincial n°4 de acceso a Los Nogales, luego, tras cruzar el Río Yala por el Puente Negro, se accederá al parque, por un sinuoso camino de montaña con vistas hacia variados paisajes

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